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Blockchain y Experiencia

En la intersección de dos disciplinas en plena ebullición se cocina la próxima gran mutación tecnológica. ¡Pioneros del mundo! Es momento de prepararnos para los nuevos retos. La adopción masiva de la tecnología blockchain dependerá de nuestra habilidad para mejorar la experiencia.

Primer Acto: En los primeros días el ciberespacio era tierra de «piratas» y «pioneros».

Las máquinas de escribir mecánicas y las primeras computadoras tenían un símbolo que era como una ‘a‘ minúscula pero con un círculo alrededor. Rara vez se usaba y pocas personas entonces sabían lo que significaba.

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Antigua máquina de escribir con el símbolo «@»

Sin embargo, a comienzo de la década de los 90 este símbolo surgió cada vez con más frecuencia y, finalmente, el misterio se resolvió: en inglés se lee at [æt] («a«, «junto a» o «en«). De ahí su uso en informática…

Poco a poco se hizo evidente para todos que en el mundo de las computadoras las cosas tenían arrobas.

Y puntos… Los puntos comenzaron a aparecer por todas partes. Todas las cosas relacionadas con las computadoras eran «punto com«, «punto net» o punto algo. Para los menos avispados algo estaba sucediendo en alguna parte e involucraba computadoras conectadas entre sí, el símbolo @ y puntos. Ni en nuestros sueños más salvajes nos podíamos imaginar que décadas después la vida se haría mucho más compleja sin estar «conectados«.

Recuerdo que tenía unos 12 años de edad cuando tuve por primera vez una idea vaga de que las computadoras podían conectarse entre sí a largas distancias a través de algo que se llamaba Internet. Y tuve que esperar unos 6 años más, para que desde los laboratorios de computación de mi universidad, pudiera vivirlo de primera mano.

Fue algo que me cautivó desde un primer momento. De hecho aunque fui estudiante formal de la escuela de Matemáticas era más frecuente encontrarme en los laboratorios de la escuela de Computación. Era entonces uno de los pocos sitios donde podía «conectarme» a internet de forma gratuita, aunque ya entonces empezaban a crecer los centros de conexión o «cibercafés» por todas partes.

¡Era simplemente fascinante! Una de mis primeras sorpresas fue encontrarme con un mundo en línea bastante poblado, que ya tenía incluso sus propios códigos y tradiciones. Ya entonces se corría la voz sobre una cultura de «piratas informáticos«, esos tipos avispados que sabían de códigos, «iniciaban sesión«, «descargaban» y «hackeaban» cosas.

Como habitante regular del laboratorio de Computación pronto descubrí amigos que fácilmente encajaban con la romántica descripción popular de lo que significaba ser un «pirata informático«.

Sin embargo la realidad era muy distinta. En su mayoría eran estudiantes y amateurs apasionados por la tecnología, que ocupaban gran parte de su tiempo libre «desarrollando«.

Por ejemplo, recuerdo verlos con frecuencia reunirse para competir entre ellos «programando» solo por la pasión de hacerlo. Tenían una actitud al estilo «¿Quién necesita algo más que un par de líneas de código?«.

Las cosas eran muy diferentes fuera de los laboratorios. Para el común denominador de las personas ese era un mundo carente de las ventajas de una interfaz gráfica que cuida la experiencia. De hecho aún estábamos muy lejos de eso, aunque las fronteras pronto se ampliarían…

La llegada de los motores de búsqueda abrió toda un nuevo territorio a explorar. En lo personal pasé horas navegando el casi infinito flujo de información que abrieron ante nosotros los primeros buscadores. Eso me llevó incluso a desarrollar ciertas habilidades para encontrar artículos académicos, empleando comandos avanzados de búsqueda. En un giro extraño de las circunstancias eso me permitió ganarme la vida como estudiante durante un buen tiempo, soportando las labores de investigación de académicos y profesores.

La evolución fue rápida… Pronto aprendí también a programar en VBA (Visual Basic para Aplicaciones), tuve mi primera cuenta de correo, me perdí en debates de horas en las salas de chat de ICQ o en animadas conversaciones de mensajería instantánea en MSN Messenger, me convertí en una suerte de referencia entre amigos y conocidos por lo que era capaz de hacer con Excel y hasta construí mi primer sitio web personal en GeoCities para compartir mis conocimientos con una creciente comunidad de analistas de datos.

Una vez más de eso viví por una buena cantidad de años. Las habilidades que desarrollé fueron rápidamente valoradas en el mundo de los negocios, donde me dediqué a «armar reportes» como Analista de Operaciones.

Recuerdo con nostalgia aquellos tiempos y la increíble sensación de ser pioneros

GeoCities, por ejemplo, fue en mi opinión el principal nexo para la creación de contenido amateur en la web, y gran parte de él era, bueno… bastante amateur. Digamos que no destacaba precisamente por brindar lo que hoy conocemos como una buena experiencia de usuario.

Si no los conociste de primera mano imagina que un sitio web clásico de GeoCities a menudo usaba un fondo texturizado, tal vez un campo de estrellas, agua o un animal print… 

A veces estaba lleno de gráficos animados por todas partes que declaraban que el sitio estaba «en construcción«, a menudo ubicados incluso sobre la cabecera de la página. No era raro ser sorprendido por un archivo MIDI que comenzaba a reproducirse de golpe y te obligaba a reducir rápidamente el volumen de tus parlantes. Desde la tipografía parecía que el reto era usar tantas fuentes como fuera posible. De todos los tamaños y colores posibles… ¡Al mismo tiempo!

Eran tiempos salvajes donde para los amateurs en diseño web todo valía.

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Con el tiempo cada vez más personas en programas de televisión y películas se “conectaron” y comenzaron a enviarse correos electrónicos entre sí. Básicamente, parecía que algo convincente estaba sucediendo en alguna parte e involucraba algo llamado Internet.

No tardó en aparecer el brillante Donald Norman para darle el nombre al UX, declarando con enorme visión:

«Inventé el término porque pensé que la interfaz humana y la usabilidad eran demasiado estrechas. Quería cubrir todos los aspectos de la experiencia de una persona con un sistema, incluido el diseño industrial, los gráficos, la interfaz, la interacción física y hasta manual«.

Y cada vez más los primeros pasos de aquellos «piratas» y «amateurs» quedaron en el recuerdo

Sobra decir que hoy es algo ya tan natural que las fronteras entre lo digital y lo físico casi se han disuelto por completo. En paralelo el diseño de activos digitales es cada vez más profesional y la cantidad de recursos dedicados a la mejora de la experiencia ha crecido a tasas exponenciales.

Pero no nos confundamos, nuestra disciplina no nació con Norman o con el Internet…

Si exploramos la historia de la humanidad podemos darnos cuenta de que, aún antes de tener nombre, cada hito importante en la evolución del Diseño de Experiencias ha implicado siempre una interacción entre la tecnología y los seres humanos

Quiero que pienses en Leonardo Da Vinci y sus máquinas… O incluso en el Feng Shui que ya desde hace un par de miles de años pensaba en la ocupación consciente y armónica del espacio con el fin de lograr una influencia positiva sobre las personas que lo ocupan…

Es razonable decir entonces que a medida que la tecnología evoluciona, y se entreteje en nuestras vidas, el diseño de experiencias continuará evolucionando. Internet fue solo un paso más…

Inevitablemente junto a las nuevas tecnologías saldrán a la luz nuevas necesidades y necesitaremos de habilidades más especializadas en nuestra multidisciplinaria práctica, incluidas nuevas formas de medir, investigar, diseñar y desarrollar, al tiempo que los cambios culturales darán vida a nuevas estrategias.

Segundo Acto: En los primeros días el criptoespacio es tierra de «piratas» y «pioneros».

Dicen que la historia se repite… ¿O es que la historia no se repite pero rima?

Veo a los expertos en blockchain y criptomonedas de hoy como nuestros «piratas informáticos» de los 90 repitiendo «¿Quién necesita más que una línea de comandos?«.

El mundo del blockchain es aún terreno virgen… Hasta se respira el mismo espíritu de aventura que hace décadas atrás.

Para los menos avispados algo está sucediendo hoy en alguna parte e involucra «Bitcoin», «criptomonedas» y «mineros». Tras bambalinas se cocina un nuevo cambio tecnológico, mucho más profundo de lo que la cultura popular una vez más desdibuja, de magnitudes e implicaciones similares a la aparición del Internet.

Aunque en honor a la verdad aún hay muchísimo por hacer…

La acelerada evolución, a lo largo de esta última década, ha impulsado una industria que al momento de escribir este artículo alcanza una capitalización de mercado de al menos 2 billones de US$ (al momento de publicar este artículo).

La adopción institucional ya es una realidad. El pasado mes de febrero Tesla anunció una inversión de 1.500 millones de dólares -unos 1.250 millones de euros al cambio- en Bitcoin (BTC), la criptomoneda más popular y cotizada. No son los únicos. MicroStrategy invirtió hasta el momento 2.220 millones de dólares para adquirir sus 91.579 bitcoins, mientras que en este momento, el valor de dicha cantidad de BTC es superior a los 5.300 millones de dólares. Otros siguen ya sus pasos, intentando no quedar fuera.

Los NFT (acrónimo en inglés de «Non Fungible Token» o token no fungible) aparecieron también este año para cambiar el mercado del arte y los coleccionables, Una pieza de arte que no existe en el mundo físico fue vendida en una subasta de Christie’s por US$69 millones de dólares. El comprador no recibirá una escultura, ni una pintura, ni tan siquiera una copia. Recibirá un token digital.

Estos tokens digitales pueden ser entendidos como certificados de propiedad de activos virtuales o físicos. Como lo describe la BBC: «En Economía, un activo fungible es algo con unidades que se pueden intercambiar fácilmente, como el dinero. Con dinero, uno puede intercambiar un billete de 10 pesos por dos de cinco y tendrá el mismo valor. Sin embargo, si algo no es fungible, eso es imposible: significa que tiene unas propiedades únicas, por lo que no puede ser intercambiado.«

Hoy es arte o coleccionables digitales… Mañana puede ser un auto, una casa, cualquier cosa que tenga un valor no fungible. El fundador de Twitter Jack Dorsey ya vendió su primer tuit en la red social por unos US$2,9 millones.

Sin embargo no hay dejarnos engañar… Todavía hay mucho que hacer para incorporar mejoras a la experiencia en el mundo criptográfico. Y no solo en términos de interfaz…

Solo se necesita un breve intento de comprar Bitcoin para darse cuenta de lo inmadura que todavía es el ecosistema y lo lejos que estamos de productos criptográficos listos para el consumidor, que las personas normales puedan usar de manera efectiva facilitando una adopción masiva.

Los problemas de la experiencia van desde temas básicos de diseño de la interfaz de usuario hasta enormes fallas subyacentes en la arquitectura de información y problemas con los modelos comerciales. 

Como en los comienzos de internet las malas experiencias están en todas partes en este espacio, y las consecuencias en este caso es que las personas pueden llegar a perder grandes cantidades de dinero, generando miedo, una adopción subóptima y niveles de seguridad lamentablemente insuficientes.

Creo que una vez más nuestro desafío como diseñadores de experiencias será correr por delante de la tecnología y el solucionismo impulsado por la viabilidad tecnológica para ofrecer productos que puedan ser adoptados de forma masiva. Nos jugamos un nuevo salto evolutivo…

Estoy convencido que tenemos que sacar el debate más allá de la especulación creciente en el mundo de las criptomonedas.

La tecnología blockchain nos permitiría brindar increíbles experiencias a los clientes más allá de las funciones de la interfaz de usuario. Sin embargo, primero debemos comprender el impacto más amplio de estas experiencias en los seres humanos, ya que no hacerlo prolongará los tiempos de adopción de esta tecnología inspiradora.

Tercer Acto: Una ventana al mundo del mañana.

Debo confesar que la futurología no es lo mío. Y creo que como seres humanos no solemos ser muy buenos prediciendo nuestro futuro. Salvo contadas excepciones solemos imaginar el futuro sobre la base de nuestro pasado.

Hace 100 años nos imaginábamos los “vuelos” trasatlánticos se darían en vehículos híbridos entre barcos voladores y zeppelins… Obvio que aún el desastre del Hindenburg no había ocurrido, destrozando para siempre la confianza pública en la seguridad de los dirigibles para pasajeros y marcando un fin a su uso.

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Visión de como sería el año 2000, de acuerdo a ilustradores de principios de 1900.

También soñábamos con tener bomberos voladores, una suerte de héroes alados con cierto parecido a los murciélagos, preparados para salvarnos de las llamas, aún en nuestras cada vez más altas construcciones.

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No culpo a nadie… Definir cómo serán las cosas un siglo hacia adelante es un ejercicio muy difícil. Podría decir que solo pocos visionarios han tenido la capacidad de hacerlo y acertar

Sin embargo creo que existe una forma de descifrar las claves de un futuro más cercano, apuntando a quizás una década: mirar las patentes.

En lo que respecta a blockchain ya existen algunas patentes asombrosas.Y me gustaría que hagamos juntos un ejercicio para imaginarnos el futuro del blockchain y como el diseño de experiencias puede acompañar su evolución. Es la intersección de dos campos prósperos, avanzados y de rápido desarrollo, por lo que es probable que nos equivoquemos. ¡Pero bien vale la pena arriesgarse!

Procesamiento de derechos sobre medios digitales.

El mercado de las suscripciones a contenido cada vez está más fragmentado. Muchas empresas han lanzado su propio servicio de streaming en los últimos años, tratando de capitalizar el creciente uso de medios digitales y dando a luz lo que hoy llamamos la «guerra del streaming».

En un brillante trabajo infográfico el equipo de Visual Capitalist reflejó el estado actual del mercado, donde los jugadores más grandes son Netflix y Amazon, con un desafiante Disney+ que exhibe la mayor tasa de crecimiento.

Infografía por Visual Capitalist: https://www.visualcapitalist.com/which-streaming-service-has-the-most-subscriptions/

Sin embargo existe un gran problema para los usuarios: La fragmentación del contenido. Esto conlleva a que para poder acceder a las distintas opciones debamos pagar diversas suscripciones, incluso en los caso en los que solo nos interese una película o serie en específico.

Pues eso podría cambiar… Imagina que existiese una forma universal de pagar por los derechos de consumo de una obra digital, por ejemplo una película en línea. Podrías acceder a ver esta película desde distintos servicios sin tener que pagar múltiples suscripciones. Paga una vez, míralo en el momento y lugar que quieras.

Pues tanto Mastercard como Visa vienen trabajando en patentes para hacerlo posible, basadas en tecnología Blockchain.

El caso de Visa me parece aún más desafiante. El plan es que cualquier documento pueda tener metadatos incrustados que también contengan una etiqueta de precio variable. En la práctica un cliente podría descargar simplemente el contenido desde cualquier servicio a su escritorio y el pago se haría de forma automática través de la etiqueta de precio. Lo que me parece más impresionante es que todos los detalles de propiedad y licencia podrán residir y ser administrados desde la blockchain de forma indefinida.

Cumplimiento de contratos de automóviles.

Imagina un mundo en donde el buen comportamiento de manejo pueda ser premiado en tiempo real. Por ejemplo, si un auto desacelera para dejar pasar a otro el conductor recibe una recompensa simbólica en una billetera digital. Olvidemos el detalle de si se tratan de puntos o monedas reales… En este momento es irrelevante.

Puede ser un cambio radical para la industria de los seguros, para las empresas de alquiler de autos, los créditos de automóvil e incluso para la administración de recompensas y castigos por los organismos regulatorios de tránsito. Con esta tecnología hasta las calles, parquímetros y semáforos bien podrían interactuar de forma automática con los autos a un costo despreciable, pudiendo medir y manejar de forma inteligente datos claves como la velocidad, aceleración, posición relativa y mucho más.

No estamos tan lejos… Ford planea usar la blockchain para permitir que los propietarios de sus vehículos realicen transacciones entre ellos y con su entorno. La patente ya está en curso. 

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Acto final: Blockchain y experiencia, nuestro momento es ahora.

Nosotros como diseñadores de experiencias, seremos finalmente los responsable de hacer que esta nueva tecnología sea significativa y sea adoptada en el día a día.

Estoy seguro que haremos lo correcto. Diseñar lo correcto y hacerlo bien es algo que siempre nos llena de orgullo… Pero atención, por ahora solo unos pocos tendremos la oportunidad de ser pioneros y trabajar en este tipo de proyectos. Así que prepárate para los nuevos retos y abórdalos con audacia.

¡El momento es ahora! 

One Response

  1. Belquis 13/05/2022

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